Doña Mª Rosario Villagrasa Ballester es psicografóloga y especialista en reeducación de la escritura, ella nos ha facilitado la reproducción de una de sus ponencias presentada a las ‘V Jornadas de Divulgación de la Grafología”. Sabemos que esta profesional cuida mucho los contenidos que transmite, por eso nosotros vamos a esmerarnos en resumir su artículo ofreciendo a nuestros lectores toda la información publicada en el site del Instituto de Estudios Psicografológicos.
La escritura se realiza con las manos pero está regulada por el cerebro. La mayoría de las personas escriben con su mano derecha, estando localizada dicha actividad en el hemisferio cerebral izquierdo, sin embargo, existe un porcentaje de la población – aproximadamente un 10% – que utilizan de forma espontánea para escribir su mano izquierda, son los llamados zurdos.
Seguro que ya han pasado los años en los que los padres querían obligar a los niños a escribir con la derecha por considerar la zurdería un problema de salud. Sin embargo en un entorno donde la mayoría de la población es diestra, los pequeños zurdos pueden ser marginados en algunos aspectos.
Entre los niños que tienen dificultades escolares, los zurdos son los que, en clase y en casa, sufren más injusticias… ¿por qué?, porque nadie sospecha la causa de su lentitud, de sus errores y de su dificultad para hacer las cosas bien. Hay carencias parciales, a menudo inapreciables, especialmente en el conocimiento del esquema corporal, que crean lagunas de base y dificultan el proyecto más loable.
Vamos a desglosar en dos artículos los tres aspectos que puede que más preocupen a los papás de niños zurdos, a modo de guía orientativa. Son: el comienzo de la escritura, la superación de dificultades y la solución de problemas que se presentan.
En el desconocimiento de su verdadero origen, la opinión generalizada atribuía la dominancia lateralizada a una mala costumbre de la que es fácil desembarazarse por las buenas o por las malas. Durante años hemos escuchado opiniones como: “la zurdera se pasa con el tiempo”; pensando que era una costumbre de los primeros años y por ello se afirmaba que una vez pasada la primera infancia, el “problema” se corregía por sí solo.
La zurdería reprimida puede dar lugar a perturbaciones a nivel psicomotor y afectivo, apareciendo sus complicaciones no en el momento en que ésta es contrariada sino varios meses o años después, presentando dificultad en todo lo tipográfico: escritura, lectura, construcción de mapas, cálculo…, siendo estos niños recriminados por su falta de voluntad y poca atención
Si hace años se pensaba que la zurdería “podía desaparecer con el tiempo”, como si fuera algo socialmente inadecuado o no encajara con los modelos de aprendizaje, todavía actualmente, sin darnos cuenta, expresamos mediante el lenguaje la superioridad de los diestros, despertando vagos sentimientos de vergüenza y tristeza en el niño zurdo, que se siente en inferioridad de condiciones. ¿Os suena la frase ‘este niño es muy “diestro” dibujando, o modelando, o…’?
¿Cómo actuar ante el niño zurdo?
Nos cuenta Mª Rosario Villagrasa que “ante todo debemos desmitificar todo lo negativo que referente a la zurdera, durante años y años, se nos ha ido transmitiendo. Un niño zurdo es un niño completamente normal, tiene un desarrollo evolutivo acorde a su edad y que no debemos permitir que la zurdera sea para él un problema”
De entre las tres cuestiones que más pueden preocupar a los padres, y sobre las que pueden formular dudas, hoy vamos a centrarnos en el ‘comienzo de la escritura’, para continuar otro día con dos enunciados más. Serán ‘¿cómo ’¿superar las primeras dificultades que se presentan?’ y ‘¿cómo solucionar los problemas que ha planteado la zurdería’?
Comienzo de la escritura
Previo al acto de escribir propiamente dicho, existen una serie de parcelas, muy importantes, en las que se debe trabajar tanto a nivel familiar como escolar. La más importante es obtener un buen desarrollo de la psicomotricidad, trabajando el esquema corporal de forma que el niño vaya, día a día, adquiriendo armonía, equilibrio y coordinación de movimientos.
En esta etapa el niño ya demuestra una dominancia lateral que en ningún momento debe ser manipulada por los padres ni por el profesorado. Es el propio niño el que va experimentando sus destrezas y el que va a definir su propia elección, por ello es muy importante que nadie intervenga en este campo para no condicionar la elección por parte del niño.
El establecimiento de la dominancia lateral del niño no será definitiva antes de los 6-7 años. Diversos autores afirman que no existen preferencias marcadas antes de los 2 años y que, entre los 2-3 años, se establece un periodo de oscilaciones variables, debidas principalmente a dos causas: el cansancio y la imitación
Como grafólogos y terapeutas infantiles, nuestro consejo a padres y profesores será que en todo momento se mantengan vigilantes, siendo inductores de buenas técnicas y absteniéndose de intentos opuestos a la dominancia lateral del niño.
Durante este periodo, el niño ya está inmerso dentro del ámbito escolar y habrá ido mostrándo sus preferencias, por ello debe existir un seguimiento sistemático de su evolución, acompañado de técnicas adecuadas que le permitan que su encuentro con la grafomotricidad le sea correcto y sencillo para que no adopte posturas incorrectas ni adquiera hábitos inadecuados que más tarde repercutirán en su escritura. Se vigilarán tanto los aspectos posturales: espalda, brazo, mano y cabeza, como los instrumentales.
La autora del artículo original nos indica que los niños zurdos deben adaptarse a las normas que establecen la escritura de izquierda a derecha, aunque su movimiento de progresión sea de derecha a izquierda. Por ello una vez realizadas las pruebas de lateralidad, se clasifica al niño según su dominancia lateral, y posteriormente se debe coordinar el ojo y la mano para que el peque no cometa inversiones o presente problemas posteriores como la escritura en espejo.
Durante los primeros años, será conveniente, especialmente en los niños con mayor dificultad, la utilización de la escritura script (o tipográfica), al tener ésta unos rasgos más simples, que le permitirán adquirir seguridad y regularidad en el trazado. Con posterioridad se introducirá la escritura cursiva, o ligada, que le favorecerá la rapidez. El problema de la unión deja de serlo cuando el niño posee buenas técnicas y un buen movimiento de progresión.
Ocasionalmente nos podemos encontrar con niños ambidextros; son aquellos que disponen de la misma habilidad en ambas manos. Otro caso será el de aquellos niños que, siendo zurdos, han llegado a escribir con la mano derecha por la presión familiar o escolar pero para las actividades cotidianas son más hábiles con la mano izquierda.
Dejamos por hoy estos consejos para padres de niños zurdos, continuaremos otro día con los dos epígrafes que nos restan: cómo superar las primeras dificultades, y cómo solucionar los problemas que se han presentado.